
Harvard no solo es la universidad más prestigiosa de Estados Unidos, sino también la más rica de ese país y del mundo.
Por: BBC NEWS
La institución acumula un endowment (fondo patrimonial propio que invierte para financiar sus actividades) de US$53.000 millones, más que el producto interno bruto de 120 países, entre ellos Islandia, Bolivia, Honduras o Paraguay.
Donaciones millonarias, inversiones exitosas y una estricta gestión han hecho de Harvard una entidad con recursos suficientes, en teoría, para resistir presiones políticas y económicas que harían tambalear a otras universidades.
Esa capacidad se puso a prueba esta semana cuando el presidente Donald Trump anunció la congelación de US$2.200 millones en fondos federales destinados a Harvard por no aceptar una serie de exigencias sobre cómo debe operar, contratar y enseñar.
Este ataque, unido a amenazas de retirarle las exenciones fiscales y vetar la admisión de estudiantes extranjeros, se interpreta como parte de una ofensiva más amplia contra instituciones educativas de élite señaladas por Trump como bastiones de ideas progresistas y de izquierdas.
En todo caso, mientras otras han cedido a las amenazas del presidente, Harvard le ha mantenido el pulso.
La Universidad de Harvard se halla en el centro de una batalla política sin precedentes con el presidente Donald Trump, quien recientemente ordenó la congelación de US$2.200 millones en subvenciones y US$60 millones en contratos destinados a la institución.
El mandatario anunció la medida después de que Harvard se negara a acatar una serie de exigencias del gobierno que, bajo el argumento de combatir el antisemitismo, incluían cambios en políticas de contratación, admisión y contenidos académicos.
El presidente de Harvard, Alan Garber, rechazó públicamente estas condiciones y defendió la autonomía intelectual de la universidad: «Ningún gobierno, sin importar el partido que esté en el poder, debe dictar lo que pueden enseñar las universidades privadas», escribió en un mensaje a la comunidad universitaria.
Como respuesta, Trump intensificó sus ataques al afirmar que la institución con sede en Boston «enseña odio y estupidez» y «ya no merece recibir fondos federales».
También amenazó con retirar su estatus de exención fiscal, un privilegio de las universidades que ahorró a Harvard unos US$158 millones en impuestos sobre propiedades en 2023, según estimaciones de Bloomberg.
«Eso sería aún más grave. Las instituciones de educación superior no pagan impuestos sobre la renta, ni sobre propiedades, y además los donantes reciben deducciones fiscales, lo que incentiva las donaciones. Perder esa exención sería una señal de advertencia para todo el sistema universitario y tendría un efecto paralizador», explica a BBC Mundo Steven Bloom, vicepresidente adjunto de relaciones gubernamentales del Consejo Estadounidense sobre la Educación, que aglutina a 1.700 universidades.
Las tensiones escalaron aún más cuando el Departamento de Seguridad Nacional, liderado por Kristi Noem, amenazó este jueves a Harvard con retirarle el permiso para matricular estudiantes extranjeros -actualmente más del 27% del alumnado- si no presenta un informe sobre las supuestas «actividades ilegales y violentas» de algunos de ellos.
Expertos señalan que este conflicto no es un hecho aislado.
Trump ha intensificado recientemente sus ataques a las instituciones de educación superior, a las que acusa de promover una agenda progresista, y ha amenazado en varias ocasiones con recortar la financiación pública a aquellas que, en su opinión, censuran voces de derecha o permiten protestas contra Israel.
